Capítulo 4: "Día funesto en los Piricráneos" {2ª Parte}

Cruzamos inmensas ciudades de normis, subimos en avión, bajamos en tierras desconocidas, cruzamos enigmáticos paisajes... hasta llegar a los Piricráneos Espantañoles.

El autobús comenzó a subir por la larga y sinuosa carretera de aquella montaña. Curvas y más curvas eran lo único que notabamos. De repente, un banco de nubes bajas nos envolvió e hizo perder la visibilidad más allá de nuestras pequeñas narices.

- ¿Qué ha pasado? ¡No veo nada! - dijo Clawdeen asomandose por la ventanilla de su asiento.
- Niebla comerse autobus - respondió de inmediato Abbey con una ligera mueca burlona.
- ¿Comerse? - saltaron chispas del cuello atornillado de Frankie asustada.

En ese preciso momento, el autobus cesó su avance por recomendación del profesor Cortado. La visibilidad era nula y era peligroso seguir adelante hasta que no mejorase el tiempo.

- Bajarse! Continuaremos a pie hasta el refugio situado a unos 3km... -nos indicó gritando el profesor.
- ¡¿ 3km  y sin ver... N-A-D-A?! - exclamó un peculiar chico de piel amarillenta al cual se le incendió la cabeza sin previo aviso.
- ¡Fuego!¡Fuego! - grité desesperada al ver la cabeza en llamas de aquel estudiante.
- Tranquila Eru, Heath es asi de... fogoso, a veces - rió mientras me cogía del brazo para que bajasemos del bus.

Una vez fuera del vehículo...
- Bueno monstruitos, escoged a una pareja y formar una sola fila - nos indicó Cortado.
- ¡Señor Cortado... Señor Cortado! ¿Podemos ir Frankie, Eruanne y yo juntas? Por favor... - Clawdeen puso ojos de cordero degollado y gimió como lobezno recién nacido.
- ¡Esta bien, está bien! Puedes ir con ellas, pero como os perdais... ¡no me hago responsable! - nos respondió el señor Cortado con una mirada de pocos amigos.

Retomamos nuestro viaje, esta vez a pie, tal y como nos indicó el profesor Cortado... en una sóla fila y por parejas de monstruos, excepto nosotras que eramos tres.

El camino era imperceptible hasta para Abbey, la cual iba delante de nosotras y le costaba distinguir sus enormes zapatos de pelo de la densa niebla.
- Yo no recordar montañas tan invisibles. Aqui ver menos que yak con ojos vendados - refunfuñó la hija del Yeti.

Pasaron dos horas y aún no habíamos llegado al refugio. Algunos alumnos comenzaron a impacientarse y decidieron optar por coger otro camino. Cuando el señor Cortado quiso darse cuenta, más de la mitad de nuestros compañeros habían dejado la fila y se habían aventurado, por su cuenta, en busca del tan ansiado refugio.
- ¡Aaaaalto! - paró la marcha en seco - Con que algunos monstruitos se creen saberlo todo ¿eh? - se giró y nos miró fijamente a los que allí quedabamos - pero lo que no saben es que aqui el que manda soy yo ¡y se seguirá el camino que yo diga! ¿Entendido? - añadió furioso - Ni se os ocurra moverse de aqui... voy a buscarlos antes de que se nos eche la noche encima - terminó diciendo mientras se alejaba de nosotros.

Sin guía y sin ver nada, nos hallábamos perdidos en aquel camino de montaña. Pasaron horas y horas sin que nadie apareciera y la noche no se hizo de rogar, pero no nos pilló dresprevenidos puesto que para la excursión nos exigían llevar saco de dormir, asi pues decidimos colocarlos a un lado del camino mientras seguíamos esperando.

- ¡Esto es el colmo! Yo no he pagado para estar aqui sentado y pasando frío... - comentó Heath Burns mientras se cruzaba de brazos.
- Heath, aqui nadie ha pagado nada... Era una excursión financiada por el instituto - le contestó la chica lobo mirándolo de reojo.
- UuuuooohH! Monstruitos ¿por qué no matamos el tiempo con alguna cancioncita? - saltó Operetta - Yo me sé una que...

La hija del fantasma de la Ópera comenzó a cantar suavemente, pero al llegar al estribillo... su voz se alzó como un torbellino musical, el cual hizo que retumbara  todo el entorno.

Al cabo de unos segundos, un fuerte estruendo se alcanzó a oír a lo lejos y en cuestión de minutos, un enorme alúd los cubría dejando a su paso un renovado paisaje blanco.

Continuará...

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