Capítulo 5: "¡Ectoplasma al rescate!"

Desperté de un sueño en el que mis nuevas amigas y yo, habíamos quedado atrapados bajo un enorme alúd en aquel gélido lugar de los Piricráneos espantañoles, pero al percatarme de la situación en la que nos encontrabamos, la pesadilla no era ni comparable a lo que realmente estaba pasando.

Abbey mantenía como podía un techo semiesférico de hielo que creo para que la avalancha de nieve no nos aplastara, pero... seguíamos estando atrapados bajo ella. Pasaron minutos interminables hasta que un sonido familiar, del móvil de alguno de nosostros, nos devolvió las ganas de salir de alli.
 El sonido provenía del bolso de Frankie, la cual perdió una mano al rebuscar ardúamente en el interior del mismo.

- ¡Aqui está! - gritó Frankie entusiasmada.
- ¡SssssssssshhhhhhhhH! - respondimos los demás - ¿Quieres que nos caiga encima otro alud? - añadió Clawdeen Wolf.

El móvil seguía sonando, todos nos apresuramos a colocarnos alrededor de su portadora. Ésta descolgó y accionó el garras libres...

- ¿Monstr...chsss... tos, dónde estai... chsss? - se comenzó a oír entrecortadamente.
- Esa parecer Spectra - se apresuró a decir Abbey - Decir que nosotros necesitar ayuda, yo no poder aguantar más con bloque de hielo encima.
- ¡¿Spectra, eres tu?! Necesitamos tu ayuda. Nos hemos quedado atrapados bajo un montón de nieve. Abbey nos mantiene a salvo bajo una cúpula de hielo que ella misma fabricó, pero... anda quedandose sin fuerza, asi que no durará mucho más... ¿Spectra, estas ahi? - terminó preguntando inquieta Stein.

El móvil se apagó de inmediato tras finalizar la llamada y el silencio se hizo presente. Allí abajo el intenso frío entumecía nuestros cuerpos y la esperanza de que al otro lado de la llamada hubiera realmente alguien escuchando nuestras súplicas era cada vez menor.

- ¡Vamos a morir! - espetó desesperado Heath - Y yo sin haber besado a ninguna monstruíta... -añadió lamentandose.

Al cabo de un rato, algo atravesó aquella gruesa barrera de nieve que nos separaba del experior y se colocó flotando delante nuestra.

- ¿Chicas, se puede saber que haceis aqui abajo? - nos preguntó Spectra algo confusa.

Todas nos abalanzamos sobre ella sin poder contener la alegría, excepto la hija del Yeti que sostenía como podía la bóveda de cristal helado. Le contamos nuestra situación desde que se produjo el incidente de la nieve en la ladera de los Piricráneos y planificamos la manera de salir de allí lo antes posible.

Dicho y hecho, la chica fantasma salió disparada como un rayo en busca de ayuda y en cuestión de segundos, el Sr. Cortado, desde afuera, se puso a excavar un agujero lo suficientemente ancho y profundo hacia donde nos encontrabamos, por el cual pudimos salir.
Junto a él, y recibiendonos con mantas para abrigarnos, se encontraban el resto de monstruítos que decidieron ir por libre y varios monitores del albergue al que nos dirigíamos en un principio de esta terrorífica excursión.

Continuará...

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