Mensajes ocultos

¡Saludos monstruitos, monstruitas y/o normis!

Almas Errantes vuelve con otra terrorífica historia del 'Más allá' y, nuevamente, repite como narradora una de nuestras monstruo-seguidoras más fieles que prefiere seguir en el anonimato.

¿Tienes miedo? Mejor que no sigas leyendo... 

Hola de nuevo chismosillas, os escribo para contaros otro suceso paranormal que me contaron unos parientes cercanos y el cual me dejó petrificada.

Hace unos meses, nos llegó una carta notificándonos la defunción de la tía abuela de mi madre. La pobre mujer no tenía descendientes y vivía sólo en su casa de campo. Hasta el pueblo, para el velatorio y posterior entierro, se desplazaron hermanos y sobrinos de aquella solitaria señora.

Hasta ahí, todo parece normal y cotidiano ¿verdad?

Lo intrigante fue que al leer el testamento... según mis fuentes, la habitación se tornó distinta. Como si alguien 'no visible' recorriera aquella estancia en la que se encontraban sus parientes.

Al acabar, un crujido inexplicable en una de las paredes y posteriormente el olor inconfundible de la difunta. El ruido parecía proceder del interior del tabique. Nadie hizo caso hasta oír el segundo e incluso el tercer crujido desde el mismo sitio.

Asustados, corrieron hacia la puerta de la casa y al intentar abrir la puerta, ésta estaba cerrada (aún sin cerrojos ni pestillos) de tal forma que, quien estuviera detrás de aquella macabra broma, se lo quería hacer pasar verdaderamente mal a los asistentes.

Un último crujido se escuchó entorno a uno de los presentes.
Un primo de mi madre al cual no veía desde... ¿la adolescencia? Era el típico señor estirado que le gustaba derrochar dinero y menospreciar a la gente.
Pues bien, todos clavaron los ojos en él a la vez que una especie de voz de ultratumba susurraba su nombre: Miguel... Miguel... Miguel... El sonido de aquella llamada era cada vez más claro y fuerte.

El terror se apoderaba de todos hasta que uno de los hermanos de la difunta gritó: ¿Antonia, qué quieres de nosotros?
Un silencio atroz inundó la estancia y al cabo de unos segundos, la voz volvió a nombrar al primo Miguel seguido de un... "pagarás por ello" Tras esas palabras, un nuevo crujido retumbó en toda la vivienda y la puerta que,anteriormente no había forma humana de abrir, se abrió sola.

Tal suceso fue bastante traumatizante para mis padres puesto que varios meses después, otra notificación de defunción, en este caso del primo Miguel (el estirado), confirmó la amenaza de aquella singular voz.

Gracias por vuestro tiempo. Un saludo

Si te sientes identificado/a con lo relatado y deseas dar a conocer tu experiencia con el Más Allá, no dudes en escribir a thelordoftherings@hotmail.es 

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